El scout, miembro y testigo de la Iglesia
Juan Pablo II decía de la dimensión cristiana del escultismo:
“La preocupación por los valores cristianos fue un aspecto esencial del programa original del movimiento scout elaborado por Baden Powell. Es precisamente esta apertura a la dimensión religiosa de la vida lo que da consistencia y dirección a los valores humanos y éticos que el movimiento procura transmitir, de los cuales los líderes de los Scouts y las guías están llamados a ser testigos ejemplares”. (Mensaje de Juan Pablo II a los scouts).
Los scouts somos una hermandad universal y, mejor que ningún otro grupo, sabemos que estamos todos unidos por una misma Promesa y la misma Ley.
El cristiano, a su vez, forma parte de la gran fraternidad de Jesucristo. San Pablo, dice que los cristianos somos un cuerpo y Jesús es nuestra cabeza, y ese cuerpo es la Iglesia.
Igual que el Escultismo no son los jefes y responsables, la Iglesia no es la jerarquía, sino la unión de todos los seguidores de Jesús. La promesa es el bautismo (por él nos hacemos miembros de la Iglesia) y la Ley el mandamiento que Jesús nos dio: "Amaos los unos a los otros como Dios os ama y servíos unos a otros como yo os he servido".
De nuevo unas palabras de Juan Pablo II:
“Es verdad que la Iglesia ve con especial interés el bienestar de los Scouts y guías católicos, básicamente a través de la actividad de la Conferencia católica internacional. Pero quisiera garantizaros que ella siente, además, una gran estima por todo el movimiento de los Scouts, y está segura de que la cooperación y el intercambio entre todas sus organizaciones es importante para un ulterior fortalecimiento y para el éxito del movimiento como experiencia educativa válida. Queridos amigos, os renuevo mis sentimientos de aprecio y aliento”.