Oraciones de la mañana y de ofrecimiento
Oración de la serenidad
Concédeme serenidad
para aceptar las cosas que no puedo cambiar;
valor para cambiar aquellas que puedo,
y sabiduría para saber diferenciarlas.
La paz
La paz comienza por una sonrisa
sonríe cinco veces al día
a alguien a quien no te apetece nada sonreír
hazlo por la paz
así, irradiemos la paz de Dios,
y así, brillemos con Su luz
y apaguemos en el mundo
y en el corazón de todos los hombres
todo odio y todo hambre de poder.
(Madre Teresa de Calcuta)
Oración ante el Cristo de San Damián
Oh alto y glorioso Dios,
ilumina las tinieblas de mi corazón
Y dame fe recta,
esperanza cierta,
y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla
tu santo y veraz mandamiento
(San Francisco de Asís)
Te doy mi ser
Señor Jesús,
Te doy mis manos para hacer tu trabajo.
Te doy mis pies para ir por tu camino.
Te doy mis ojos para ver como Tú ves.
Te doy mi lengua para decir tus palabras.
Te doy mi mente para que puedas pensar dentro de mí.
Te doy mi espíritu para que puedas orar dentro mí.
Por encima de todo te doy mi corazón
para que puedas amar dentro de mí,
amar al Padre y a toda la humanidad.
Te doy todo mi ser
para que puedas crecer dentro de mí,
y así, Señor, seas quien vive, trabaja y ora en mí.
Amén.
Dios mío de cada día
Dios mío de cada día, y de todas las horas,
te pido un favor especial;
no me dejes jamás indiferente ante tus maravillas.
Déjame disfrutar del milagro de cada despertar,
del milagro de saber que aún estoy en vida,
del milagro de respirar, caminar y pensar,
del milagro de tu amor y tu misericordia.
Ayúdame a no cansarme de las estaciones:
la primavera es un milagro,
el verano es un milagro,
el otoño es un milagro,
el invierno es un precioso milagro.
Cada día es un milagro, igual que cada noche.
Gracias por la belleza de esta región, Señor.
Gracias por el amanecer y la puesta de sol.
Gracias por la luna y por los astros.
Regálame, Señor,
el don de apreciar todo lo que has hecho.
Un día te pediré el don de apreciarte
así como de todo lo que has hecho.
Un día te pediré el don supremo de amarte como debería,
más que ayer... y menos que mañana.
(Eddie Doherty, reportero americano)